martes, 17 de abril de 2012

Tema 10 (1º). Texto sumerio sobre la educación de los hijos.

En los años 50 del siglo XX el sumerólogo norteamericano de origen ucraniano Samuel Noah Kramer escribió un libro delicioso sobre los sumerios y los textos que nos han legado: La historia empieza en Sumer. A lo largo de sus distintos capítulos Kramer se empeñó en demostrarnos no sólo la riqueza cultural de ese pueblo que vivió en Mesopotamia hace más de 5000 años, sino también que muchos elementos de nuestra política, sociedad, religión y cultura tienen su origen o ya existían en la primitiva sociedad mesopotámica. Os pongo unos fragmentos del capítulo III ("La delincuencia juvenil. El primer gamberro"). En los mismos se recogen algunos de los consejos y regañinas que le da el padre a su hijo descarriado, traducidos de una tablilla de finales del Tercer Milenio a.C.


<<El padre sigue con un largo monólogo: «Sé hombre, caramba. No pierdas el tiempo en el jardín público ni vagabundees por las calles. Cuando vayas por la calle no mires a tu alrededor. Sé sumiso y da muestras a tu monitor [profesor] de que le temes. Si le das muestras de estar aterrorizado estará contento de ti.» (Siguen unas 15 líneas destruidas.) «¿Crees que llegarás al éxito, tú que te arrastras por los jardines públicos? Piensa en las generaciones de antaño, frecuenta la escuela y sacarás un gran provecho. Piensa en las generaciones de antaño, hijo mío, infórmate de ellas.» «...perverso que tengo bajo mi vigilancia..., no sería hombre si no vigilase a mi propio hijo... He interrogado a mis parientes y amigos, he comparado los individuos, pero no he hallado a ninguno que sea como tú.» […]>>
[…]
>>«En mi vida no te he ordenado que llevaras cañas al juncal. En toda tu vida no has tocado siquiera las brazadas de juncos que los adolescentes y los niños transportan. Jamás te he dicho: "Sigue mis caravanas." Nunca te he hecho trabajar ni arar mi campo. Nunca te he constreñido a realizar trabajos manuales. Jamás te he dicho: "Ve a trabajar para mantenerme." Otros muchachos como tú mantienen a sus padres con su trabajo. Si tú hablases a tus camaradas y les hicieses caso, les imitarías. Ellos rinden 10 gur (12 celemines) [unidad de peso mesopotámica] de cebada cada uno; hasta los pequeños proporcionan 10 gur cada uno a su padre. Multiplican la cebada para su padre, le abastecen de cebada, de aceite y de lana. No obstante, tú sólo eres un hombre cuando quieres llevar la contra, pero comparado con ellos no tienes nada de hombre. Evidentemente, tú no trabajas como ellos...; ellos son hijos de padres que hacen trabajar a sus hijos, pero yo... no te hice trabajar como ellos.»>>
>>«[…] He hablado con mis parientes y amigos y he descubierto algo que hasta ahora no había notado. Que las palabras que voy a pronunciar despierten tu temor y tu vigilancia. De tu condiscípulo, de tu compañero de trabajo... tú no haces el menor caso; ¿por qué no lo tomas como ejemplo? Toma ejemplo de tu hermano mayor. De todos los oficios humanos que existen en la tierra y cuyos nombres ha nombrado Enlil [dios sumerio], no hay ninguna profesión más difícil que el arte del escriba. Ya que si no existiese la canción (la poesía)..., parecida a la orilla del mar, a la orilla de los lejanos canales, corazón de la canción lejana... tú no prestarías oídos a mis consejos y yo no te repetiría la sabiduría de mi padre. Conforme a las prescripciones de Enlil el hijo debe suceder a su padre en su oficio.»>>
KRAMER, Samuel Noah, La historia comienza en Sumer, Barcelona, Orbis, 1985, pp. 50 y 51. 
Issue of barley rations