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De Exequias - Jakob Bådagård (Trabajo propio), Dominio público, Enlace |
Blog donde se presenta material didáctico para los alumnos y alumnas de 1º y 2º ESO del I.E.S. "Las Viñas" de Moriles (Curso 2014-2015)
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martes, 16 de mayo de 2017
Tema 11(1º). Actividades del tema
https://drive.google.com/file/d/0B4QyheCmYqPHbm5yWlZMbUNEYVU/view?usp=sharing
martes, 3 de mayo de 2016
jueves, 10 de marzo de 2016
Tema 11(1º). Correcciones
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sábado, 29 de agosto de 2015
Tema 11(1º). Texto de la Odisea: Odiseo (Ulises) y las Sirenas
La Odisea de Homero constituye uno de las grandes obras de la literatura occidental. Una vez superamos su reiteración poética y la sobrecarga de epítetos se convierte en una lectura atrayente y motivante. Cuesta imaginarse a un hombre de hace más de 2.800 años utilizando, junto con arcaismos no exentos de torpeza (faltan diálogos fluidos), recursos literarios que podemos considerar muy modernos (como el feedback). Es un libro fantástico de viajes, de crueldad guerrera, de reyes y nobles generosos con sus huéspedes, de dioses vengativos y caprichosos pero también con cierto sentido de la moralidad...
En el centro de todo Odiseo, Ulises romano. Este se convierte para los griegos en el arquetipo del héroe. Fuerte y heroico al tiempo que astuto y rico en ardides. El libro nos muestra a un superviviente que no duda en matar, bajar a los infiernos (el Hades) o pedir ayuda, engañando si es preciso, para alcanzar su preciado sueño: volver a un hogar del que lleva separado veinte años. Os pongo un fragmento de uno de sus cantos, el más famoso quizás: el de las Sirenas. En él el héroe cuenta sus hazañas con estos seres mitológicos a un auditorio deseoso de escuchar sus aventuras: al rey Alcinoo y los nobles feacios que le han acogido.
Sólo me surge una duda sobre esta y otras aventuras detalladas por Odiseo. ¿Las vivió realmente o solo las inventa para ganarse el favor de su público? En el libro se da por sentado que son realidad pero llama la atención, posteriormente, la facilidad con la que el protagonista se inventa historias semejantes para alcanzar sus fines: mintiendo a su fidelísimo porquero pero también a la mismísima diosa Atenea (la cual como diosa de la sabiduría le es propicia). Querióndolo o no el autor, el mítico Homero, deja a su lector en duda.
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«Odysseus Sirens BM E440 n2» por English: Siren Painter (eponymous vase) - Jastrow (2006). Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons. |
«Entonces dije a mis compañeros con corazón acongojado:
«"Amigos, es preciso que todos -y no sólo uno o dos conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de conocerlas, perezcamos o consigamos escapar evitando la muerte y el destino.
«"Antes que nada me ordenó que evitáramos a las divinas Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo escuchara su voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas."
«Así es como yo explicaba cada detalle a mis compañeros.
«Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla de las dos Sirenas -pues la impulsaba próspero viento-. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios había calmado el oleaje.
«Levantáronse mis compañeros para plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blanqueaban el agua con los pulimentados remos.
«Entonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos. Enseguida se calentó la cera -pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del soberano Helios Hiperiónida- y la unté por orden en los oídos de todos mis compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto al mástil -sujetaron a éste las amarras- y, sentándose, batían el canoso mar con los remos.
«Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha-, no se les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:
«"Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda."
«Así decían lanzando su hermosa voz. Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
«Cuando por fin las habían pasado de largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron de las amarras.»
«"Amigos, es preciso que todos -y no sólo uno o dos conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de conocerlas, perezcamos o consigamos escapar evitando la muerte y el destino.
«"Antes que nada me ordenó que evitáramos a las divinas Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo escuchara su voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas."
«Así es como yo explicaba cada detalle a mis compañeros.
«Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla de las dos Sirenas -pues la impulsaba próspero viento-. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios había calmado el oleaje.
«Levantáronse mis compañeros para plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blanqueaban el agua con los pulimentados remos.
«Entonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos. Enseguida se calentó la cera -pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del soberano Helios Hiperiónida- y la unté por orden en los oídos de todos mis compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto al mástil -sujetaron a éste las amarras- y, sentándose, batían el canoso mar con los remos.
«Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha-, no se les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:
«"Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda."
«Así decían lanzando su hermosa voz. Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
«Cuando por fin las habían pasado de largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron de las amarras.»
HOMERO, Odisea, siglos IX-VIII a.C.
miércoles, 22 de abril de 2015
Tema 11(1º). Texto sobre mitología griega (saga de Percy Jackson)
Entre los muchos mitos de la mitología griega uno de ellos, no de los más importante, es el de Narciso y Eco. Como todos los mitos los seres humanos se convierten en juguetes de los dioses y diosas que para colmo castigan su defectos y vicios. En este caso, Narciso "desgraciadamente" era tan guapo que estaba enamorado de sí mismo y no podía dejar de observar su imagen en el lago. Por otro lado estaba su enamorada Eco castigada por la diosa Hera a repetir las últimas frases de lo que dijese su interlocutor.
Os pongo un texto del novelista juvenil Rick Riordan donde sus protagonistas Hazel y Leo se encuentran a ambos personajes bastante actualizados. Confieso que los he leido todos los de la saga y me parecen extraordinarios.
<<Encontraron el problema… si una pandilla de chicas guapas es un problema. Eco los llevó hasta un prado con la forma del cráter de una explosión, que tenía una pequeña charca en medio. Reunidas en la orilla del agua había varias docenas de ninfas. Por lo menos, Leo supuso que eran ninfas. Al igual que las del Campamento Mestizo, llevaban vestidos de gasa. Tenían los pies descalzos. Poseían rasgos de duende, y su piel tenía un tono ligeramente verdoso.
Leo no entendía qué estaban haciendo, pero todas estaban congregadas en el mismo sitio, mirando hacia la charca y abriéndose paso a empujones para ver mejor. Varias sostenían móviles con cámara, tratando de hacer fotos por encima de las cabezas de las otras. Leo nunca había visto a ninfas con teléfonos. Se preguntó si estaban mirando un cadáver. De ser así, ¿por qué daban saltos y se reían con tanto entusiasmo?
—¿Qué están mirando? —preguntó Leo.
—Mirando —dijo Eco suspirando.
—Solo hay una forma de averiguarlo. —Hazel avanzó resueltamente y empezó a abrirse paso a empujones entre el grupo—. Disculpad. Perdón.
—¡Eh! —se quejó una ninfa—. ¡Nosotras estábamos antes!
—Sí —dijo otra despectivamente—. Vosotros no le vais a interesar.
La segunda ninfa tenía unos grandes corazones rojos pintados en las mejillas. Encima del vestido llevaba una camiseta de manga corta en la que ponía: ¡¡¡I <3 !!!
—Ejem, asuntos de semidioses —dijo Leo, tratando de parecer solemne—. Haced sitio. Gracias.Las ninfas gruñeron, pero se separaron y les dejaron ver a un joven arrodillado en la orilla de la charca que miraba fijamente el agua.
Leo normalmente no prestaba atención al aspecto de los demás chicos. Suponía que era el resultado de andar con Jason: alto, rubio, fuerte y básicamente todo lo que Leo no podría ser jamás. Leo estaba acostumbrado a que las chicas no se fijaran en él. Como mínimo, sabía que nunca conseguiría a una chica por su belleza. Esperaba que su personalidad y su sentido del humor compensaran ese aspecto algún día, aunque estaba claro que hasta el momento no había dado resultado.
En cualquier caso, Leo no pudo pasar por alto el hecho de que el chico de la charca era un tío superguapo. Tenía los rasgos faciales marcados y unos labios y unos ojos a medio camino entre la belleza femenina y el atractivo masculino. El cabello moreno le caía sobre la frente. Podría haber tenido diecisiete o veinte años, era difícil saberlo, pero tenía la constitución de un bailarín, con brazos largos y gráciles y piernas musculosas, una postura perfecta y un aire de serenidad regia. Llevaba una sencilla camiseta blanca y unos tejanos, y un arco y un carcaj sujetos con correas a la espalda. Saltaba a la vista que las armas no habían sido usadas desde hacía tiempo. Las flechas estaban cubiertas de polvo. Una araña había tejido una tela sobre el arco.
A medida que Leo se acercaba, reparó en que la cara del chico era extrañamente dorada. Con la puesta de sol, la luz se reflejaba en una gran lámina lisa de bronce celestial situada en el fondo de la charca y bañaba las facciones de don Guaperas de un cálido fulgor.
El chico parecía fascinado con su reflejo en el metal.
Hazel inspiró bruscamente.
—Qué bueno está.
Alrededor de ella, las ninfas chillaron y asintieron aplaudiendo.
—Así es —murmuró el joven con aire soñador, sin apartar la mirada del agua—. Estoy buenísimo.
Una de las ninfas mostró la pantalla de su iPhone.
—El último vídeo que ha subido a YouTube ha recibido un millón de visitas en hará cosa de una hora. ¡Creo que la mitad han sido mías!
Las otras ninfas se echaron a reír como tontas.
—¿Un vídeo de YouTube? —preguntó Leo—. ¿Qué hace en el vídeo, cantar?
—¡No, tonto! —lo reprendió la ninfa—. Antes era un príncipe y un cazador maravilloso y tal. Pero eso no importa. Ahora solo… ¡En fin, mira!
Le enseñó a Leo el vídeo. Era exactamente lo que estaban viendo en la vida real: el chico mirándose en la charca.
—¡Está suuuuuupercañón! —dijo otra chica.
En su camiseta de manga corta se leía: SEÑORA DE NARCISO.>>
RIORDAN, Rick, La marca de Atenea, Barcelona, Montena, 2013, pp. 67-69.
martes, 21 de abril de 2015
Tema 11(1º). TEXTOS PARA EXAMEN
- Tema 11. Texto sobre los elementos de la identidad griega.
- Tema 11. Texto sobre la polis: origen y partes.
- Tema 11. Texto sobre las colonizaciones griegas.
- Tema 11. Texto sobre la democracia ateniense.
- Tema 11. Texto: el fin de la polis, Filipo de Macedonia unifica Grecia.
- Tema 11. Texto: el fin del imperio de Alejandro (los diadocos).
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«Theatre of Epidaurus OLC» por Olecorre - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons. |
jueves, 16 de abril de 2015
Tema 11(1º). Texto sobre la polis: origen y partes
<<Las poleis diferían ampliamente en tamaño y organización. Sin embargo, desde el punto de vista estructural, en su mayoría, estaban organizadas en torno a un centro político y social conocido como el asty, donde se celebraban el mercado y las reuniones importantes y se resolvían al aire libre los asuntos cruciales de la polis. Rodeando al asty urbanizado estaba la chora, la «tierra». La chora de una polis grande podía sostener a otros pueblos además del asty, así como a numerosas aldeas; por ejemplo, todos los residentes del territorio completo de Ática eran considerados ciudadanos de Atenas. La vasta mayoría de los atenienses eran, de este modo, campesinos que podían acudir al asty para participar en los asuntos de su polis, pero que no residían en el centro urbano.
>>Synoikismos (o sinecismo, «reunión de las moradas») fue el modo de describir el proceso de las primeras formaciones de polis partiendo de la unión de aldeas y ciudades más pequeñas. Podía producirse por conquista o absorción, o mediante el lento proceso de trabajo mutuo y acomodación entre comunidades vecinas. Qué espoleó el sinecismo es asunto de debate. Algunas poleis se conformaron en torno a cumbres defendibles como la Acrópolis en Atenas. Puede que los griegos también copiaran una práctica de Oriente Próximo (y fenicia en particular) de ubicar un centro urbano alrededor del recinto de un templo. Sin embargo, en Grecia el templo central de una polis no siempre estaba situado dentro de las murallas de la ciudad; en Argos, por ejemplo, el ingente templo a Hera se encontraba a varios kilómetros de cualquier asentamiento considerable. Además, en muchas ciudades griegas la edificación del templo puede haber sido consecuencia de la formación de la polis y no su causa, cuando las élites competían entre sí para exaltar a su polis y cubrirse de gloria. Como era habitual en la vida griega en general, probablemente no existiera un patrón estandarizado en virtud del cual cobraron forma las primeras poleis.>>
COFFIN, JUDITH G. y STACEY, ROBERT C., Breve historia de Occidente. Las civilizaciones y las culturas, Barcelona, Planeta, 2012, p. 125.
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"Nicopolis synoecism". Licensed under CC BY 2.5 via Wikimedia Commons. |
martes, 20 de mayo de 2014
Tema 11(1º). Texto sobre las civilizaciones pregriegas: la micénica
En la Grecia continental hacia el 2000 a. C. penetra un nuevo pueblo indoeuropeo, los griegos, desde el Épiro (su patria originaria según afirma Aristóteles) y los Balcanes; este pueblo era de civilización inferior que los pobladores anteriores a los que suplantaron, por lo que durante 400 años aproximadamente se dedicaron a asimilar la cultura superior de sus predecesores, al tiempo que se enriquecieron con la aportación cultural de los minoicos.
Es entonces, alrededor del 1600 a. C. cuando se empieza a expandir el fruto de dicha asimilación, una nueva civilización que recibirá el nombre de micénica gracias al desenterramiento de Micenas por parte de Schliemann y ser ésta el mayor núcleo poblado y de mayor empuje de esta cultura (coincidiendo así con la idea de Homero de que Micenas era la más poderosa por ser su rey, Agamenón, el general en jefe de la tropas griegas en la batalla de Troya).
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Puerta de los leones, Micenas |
Micenas, en la Argólide, se convierte en un centro de riqueza y poder con una civilización guerrera sin igual en la zona del Egeo; no obstante no es el único centro de población importante de Grecia central y meridional que surge y brilla con esplendor en esta época: Pilos en Mesenia, Tebas, Glá y Orcómenos en Beocia y Tirinto también en la Argólide y parece que bajo la Acrópolis de Atenas reposa un primitivo asentamiento fortificado micénico.
El período de esplendor micénico va desde el 1600 al 1150 a. C., cuando se configuran los palacios descritos en la Ilíada y sus reinos: Pilos, Tebas, Orcómenos, Glá, Atenas y Micenas.
Lo escabroso del terreno en Grecia continental provocó que el dominio total sobre la península balcánica fuera imposible, pero no así en el mar: la construcción de una flota poderosa les permitió la aventura y conquista de ultramar y sustituir a los minoicos como dominadores del Egeo.
Los centros micénicos no eran verdaderas ciudades, aunque se les llame así (yo he preferido llamarlos asentamientos); las ciudadelas o fortalezas eran únicamente eso y sólo albergaban un palacio y poco más. Diseminadas por las cercanías de los asentamientos se han encontrado restos de poblamientos a modo de pequeñas aldeas en colinas donde habitaban en gran masa los habitantes de cada reino (de ahí que en las tablillas de los palacios se haga referencia a muchos nombres de localidades desconocidas para nosotros, pero que corresponden a estas aldeas; así sucede en Pilos).
El palacio y el reino lo regentaba un gran señor (un rey) cuya riqueza no obstante no se basaba exclusivamente de los tributos de sus campesinos; había también artesanos que trabajaban la producción de cerámicas, armas de bronce y otros artículos. Asímismo eran buenos marineros y, aparte de la rapiña y el saqueo cuando podían, se dedicaban al comercio. Artesanos y campesinos se incluían en una economía decpalacio, aunque contaran conuna organización de cierta independencia en el marco de las estructuras aldeanas. El wanax , gran señor rey, eran sustituídos en las aldeas por basileis y consejos de gerontes. que se encargaban de organizar y administrar los campos y actividades artesanales. Comenzaba la división de clases.
[...]
Las grandes distancias entre los palacios identificados sugieren que no había un poder central en la época micénica, sino que cada palacio era independiente y que Micenas sólo era uno más (a lo mejor el mayor) y de él no dependía nigún otro centro. En cada centro aprovechaban la mano de obra de esclavos y campesinos para la construcción de los palacios, murallas y tumbas tholoi .
Los micénicos viajaron en busca de rutas comerciales, bien las de sus predecesores o bien nuevas; su motivación primera era la búsqueda de metales y de ahí que abrieran rutas hacia Occidente (Sicilia e Italia) desde el s. XV a. C., pero también al Báltico en busca del ámbar nórdico, pero también llegaron a Asia Menor, Chipre, Siria y Egipto en busca de miel, oro, tejidos, marfil, pasta vítrea, papiros, perfumes y ungüentos; lo sabemos por los restos de cerámica micénica allí encontrados.
Fuente: clio.rediris.es/fichas/minos_micenica.htm
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Ruinas de Micenas |
El palacio y el reino lo regentaba un gran señor (un rey) cuya riqueza no obstante no se basaba exclusivamente de los tributos de sus campesinos; había también artesanos que trabajaban la producción de cerámicas, armas de bronce y otros artículos. Asímismo eran buenos marineros y, aparte de la rapiña y el saqueo cuando podían, se dedicaban al comercio. Artesanos y campesinos se incluían en una economía decpalacio, aunque contaran conuna organización de cierta independencia en el marco de las estructuras aldeanas. El wanax , gran señor rey, eran sustituídos en las aldeas por basileis y consejos de gerontes. que se encargaban de organizar y administrar los campos y actividades artesanales. Comenzaba la división de clases.
[...]
Las grandes distancias entre los palacios identificados sugieren que no había un poder central en la época micénica, sino que cada palacio era independiente y que Micenas sólo era uno más (a lo mejor el mayor) y de él no dependía nigún otro centro. En cada centro aprovechaban la mano de obra de esclavos y campesinos para la construcción de los palacios, murallas y tumbas tholoi .
Los micénicos viajaron en busca de rutas comerciales, bien las de sus predecesores o bien nuevas; su motivación primera era la búsqueda de metales y de ahí que abrieran rutas hacia Occidente (Sicilia e Italia) desde el s. XV a. C., pero también al Báltico en busca del ámbar nórdico, pero también llegaron a Asia Menor, Chipre, Siria y Egipto en busca de miel, oro, tejidos, marfil, pasta vítrea, papiros, perfumes y ungüentos; lo sabemos por los restos de cerámica micénica allí encontrados.
Fuente: clio.rediris.es/fichas/minos_micenica.htm
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El fin de la Grecia micénica: las invasiones y migraciones del 1200 a.C. |
lunes, 19 de mayo de 2014
Tema 11(1º). Texto sobre las civilizaciones pregriegas: la minoica o cretense
<<Todavía hoy los estudiosos se están peleando acerca de su origen, pues unos consideran que vino de Asia y otros de Egipto. De todos modos, fue con certeza la primera que se desenvolvió en una tierra europea, alcanzó altas cimas e influyó en la que después se formaría en Grecia y en Italia. [...]>>
>>[...] Por el modo con que son representadas en sus pinturas y bajorrelieves, eran gentes más bien bajas y delgadas, de piel color pálido las mujeres y bronceada la de los hombres, hasta el punto que les llamaban Foinikes, que quiere decir «pieles rojas». Éstos se tocaban con turbantes y aquéllas con sombreros que podrían muy bien reaparecer en cualquier exhibición de moda contemporánea en París o en Venecia. Unos y otras tenían un ideal de belleza triangular, pues llevaban túnicas estrechamente ceñidas en el talle. Y las mujeres dejaban sus senos al descubierto, lo que hace pensar que solían tenerlos prósperos. Una de ellas, según aparece en una pintura, es tan coqueta y provocativa, que los arqueólogos, pese a su proverbial austeridad, la han llamado La parisienne.>>
Príncipe de los lirios, Cnosos |
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Las parisienne de Cnosos, 1400 a.C. |
>>En un principio, Creta debió de estar dividida en varios Estados o reinos que guerreaban con frecuencia entre sí. Pero en un momento dado, Minos, más hábil y fuerte que los demás, redujo a sumisión los rivales y unificó la isla, dándole por capital su ciudad, Cnosos. ¿Era Minos su nombre personal, o el que se daba al cargo que ostentaba, como en Roma se llamaba César y en Egipto Faraón? No se sabe. Sábese solamente que quien ejecutó aquella obra de unificación y al que la leyenda atribuye a Pasifae como esposa con todas las desdichas que ésta le acarreó, vivió y reinó trece siglos antes de Jesucristo, cuando en todo el resto de Europa no brillaba aún el más remoto fuego de civilización.>>
>>De dar crédito a Homero, Creta tenía el esplendor de noventa ciudades, algunas de las cuales competían con la capital en cuanto a población, desarrollo y riqueza. Festo era el gran puerto donde se concentraba el comercio marítimo con Egipto: Palaikastro era el barrio residencial; Gurnia el centro manufacturero y la «capital moral», como hoy lo es Milán en Italia;
Hagia Tríada, residencia estival del rey y del Gobierno, según demuestra la villa real desenterrada. Las casas son de dos, de tres, y hasta de cinco plantas, con escaleras interiores bien acabadas. Y en las pinturas y bajorrelieves que adornan las paredes se ve a los inquilinos varones jugando al ajedrez bajo la mirada aburrida del ama de casa, que teje lana. Suelen estar de regreso de cacerías, y a sus pies yacen, fatigados, los animales que les han ayudado a ojear el oso o el jabalí: canes ágiles y delgados, semejantes a lebreles, y gatos salvajes que debían ser deliberadamente instruidos para ese cometido. [...]>>
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Fresco de los delfines. Palacion de Cnosos 1500 a.C. |
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Fresco del salto del toro. Palacion de Cnosos |
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Palacio de Cnosos. |
>>Era un pueblo de guerreros, navegantes y pintores.>>
>>Y a estos últimos debemos el hecho de haber podido reconstruir en parte su civilización que, precisamente bajo Minos, alcanzó la más alta cima. No se consigue comprender qué cosa provocó su decadencia, que, a juzgar por las ruinas, debió de ser muy rápida. ¿Fue un terremoto seguido de incendios lo que en un momento determinado destruyó Cnosos con sus bellos palacios y teatros? Por las excavaciones diríase que casas y tiendas fueron sorprendidas repentinamente por la muerte, mientras sus moradores se hallaban en plena y normal actividad.>>
viernes, 21 de febrero de 2014
Tema 11(1º). Texto: el fin de la polis, Filipo de Macedonia unifica Grecia
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El reino de Macedonia a la muerte de Filipo II había conquistado: territorios dependientes, Tesalia y la Liga de Corinto. |
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Medalla con la imagen de Filipo II, rey de Macedonia. |
>>[...]>>
>>[...] En el 359 a.C., con sólo veinticinco años, mi padre [Filipo II, padre de Alejandro Magno] subió al trono y empezó la expansión de Macedonia hasta situarla como el territorio más importante de Grecia.>>
>>Tras asentar su poder dentro de Macedonia y dejar claro quién mandaba, empezó a conquistar los territorios vecinos, para luego ir expandiendo el dominio macedonio hacia el sur, hacia las grandes y poderosas ciudades griegas. Esta expansión no fue siempre por la fuerza: mi padre era también un hábil diplomático y sabía jugar con los intereses de sus adversarios. Esa capacidad fue muy importante, ya que mi padre debía moverse en un entorno, el griego, en el que la política era todo un arte y donde un líder era valorado por su capacidad de convencer a los demás de sus ideas.>>
MIRANDA, Pau, Me llamo... Alejandro Magno, Barcelona, Parramón Ediciones, 2004, pags. 10 y 13.
jueves, 20 de febrero de 2014
Tema 11(1º). Texto: el fin del imperio de Alejandro (los diadocos)
El fin del imperio de Alejandro: sus generales se lo reparten (los diadocos)
<<Ante esta situación de vacío de poder [debido a la muerte de Alejandro Magno], mis generales, los llamados diadocos (que actuaron como mis sucesores), decidieron gobernar entre todos el imperio mientras Macedonia tomaba una decisión sobre quién debía ocupar el trono. Se ha dicho que yo mismo escribí un testamento justo antes de morir y que en él redacté como se deberían repartir mis conquistas, pero en realidad no fue así. Yo sabía que si se dividían una vez, nunca volverían a reunirse y se perdería la grandeza de mi imperio. Por eso, cuando estaba en mi lecho de muerte, lo único que dije es que mi sucesor debería ser "el mejor", aunque no especifiqué quién de ellos era.>>
>>[...]>>
>>De entrada, los generales se reunieron en la misma ciudad de Babilonia donde yo había muerto para decidir qué camino seguir en la sucesión del imperio. En un primer momento, el poder se lo repartieron entre tres de mis grandes jefes militares y formaron una especie de gobierno: Pérdicas, que mantenía el control de Asia y que seguía apoyando la idea de un solo imperio; Crátero, que controlaba mis ejércitos y el tesoro imperial y Antípatro, que desde el inicio se había quedado en Grecia y que ejercía el control de mis dominios europeos.>>
>>Pero pronto los demás reclamaron también una parte del botín y, así, Egipto cayó en manos de Tolomeo, la provincia griega de Tracia fue para Lisímaco y Asia Menor se la repartieron Antígono y Eumenes.>>
>>No tardaron en empezar las guerras, todos querían más. Fue un contínuo juego de pactos y de traiciones constantes. De hecho, a los pocos años de mi muerte, la mayoría de los diadocos habían muerto por sus luchas de poder y mi imperio había sido finalmente desmembrado. El único que mantuvo su vida y su porción de territorio fue Tolomeo, que estaba casado con Eurídice (...), dando lugar a una dinastía de reyes egipcios que acabó tres siglos después con otra Cleopatra, la más famosa de la familia.>>
MIRANDA, Pau, Me llamo... Alejandro Magno, Barcelona, Parramón Ediciones, 2004, págs. 58 y 60
miércoles, 5 de junio de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
Tema 11(1º). Texto sobre la Segunda Guerra Médica (480-479 a.C.)
Segunda Guerra Médica: batallas de las Termópilas, Salamina y Platea (480-479 a.C.-siglo V a.C.).
Diez años después de la Primera Guerra Médica (480 a.C.) el rey de los persas Jerjes I (hijo de Darío I) decidió acabar para siempre con el problema de los griegos europeos. Para ello organizó un gran ejército y penetró en el Norte del Península Balcánica. Tras atravesar Tracia, Macedonia y Tesalia finalmente llegó a la Grecia continental (mapa de abajo: línea rosa -Jerjes/Mardonio). Frente a la misma, un grupo de ciudades griegas, no todas, dirigidas por Atenas y Esparta formaron la "Liga Helénica" para enfrentar a los invasores. Tras varias derrotas parciales en Artemisio y las Termópilas (retirada griega con el sacrificio de 300 espartanos que resistieron hasta la muerte) y la destrucción de Atenas los griegos pasaron al contrataque con sus victorias en Salamina (480 a.C.), Platea (479 a.C.) y Mícala (479 a.C.). La invasión había sido rechazada. Aunque la guerra continuaría, las ciudades griegas habían rechazado la invasión de la mayor potencia asiática.
El texto que viene a continuación cuenta someramente alguna de esas batallas.
<<Finalmente se decidió aguardar al ejército persa en el paso de las Termópilas, situado entre el mar y el monte Eta, el único acceso desde la región de Tesalia hacia la Grecia central apto para el tránsito de un ejército como el persa y en el que el terreno permitía a un contingente militar reducido frenar a un enemigo superior, mientras que la flota griega se posicionaba en el cabo Artemisio, en el extremo norte de la isla de Eubea.>>
>>[...]>>
>>La batalla de las Termópilas se produjo a principios de agosto del año 480 a. C. y, como la de Maratón algunos años antes, se convirtió en un símbolo de la resistencia de los griegos ante la amenaza bárbara, pues, aunque la victoria final fue para los persas, la bravura y la heroicidad de la resistencia helena y de su líder Leónidas, que había conseguido su objetivo de oponerse y retrasar el avance enemigo, quedaron grabadas desde entonces en la historia de los griegos.>>
>>Mientras Leónidas y sus espartanos defendían al precio de sus propias vidas el paso de las Termópilas, la flota griega, después de tres días de enfrentamientos contra la escuadra enemiga, en los que ambas sufrieron grandes pérdidas, se retiró finalmente de Artemisio. El avance persa hacia la Grecia central estaba, pues, abierto. Los atenienses se vieron obligados a abandonar su ciudad y el territorio del Ática, y evacuaron a las mujeres y a los niños. Los persas llegaron pronto a Atenas, a principios de septiembre, y saquearon la ciudad y la acrópolis, donde se habían parapetado los últimos defensores atenienses.>>
>>La campaña militar del año 480 a. C. transcurrió con el avance del ejército de tierra aqueménida hasta la misma entrada del Peloponeso y con la derrota, a finales de septiembre, de la flota persa en la batalla de Salamina, en la cual los griegos, inferiores en número, utilizaron no sólo la astucia, sino también una mejor disposición estratégica para vencer a la flota enemiga ante la propia vista del gran rey. Al finalizar la estación del año propicia para la actividad bélica, la flota persa regresó a Asia Menor mientras que el ejército de tierra se retiró a Macedonia, donde invernó. Jerjes I tomó una parte de las tropas y regresó a Asia, dejando al mando del ejército persa en Europa a su primo Mardonio.>>
>>Durante el verano del año 479 a. C., los persas volvieron a avanzar sobre Grecia, pero esta vez hallaron al ejército griego, liderado de nuevo por atenienses y espartanos, apostado en las proximidades de la ciudad de Platea y formado, según Heródoto, por un contingente de 38.700 hoplitas, además de gran cantidad de tropas ligeras. El nuevo enfrentamiento se produjo cerca de Platea y acabó con una rutilante victoria griega, la muerte del general persa Mardonio y la retirada de los restos del ejército enemigo, que poco más tarde regresaba, también, a Asia Menor. La batalla de Platea se convirtió así en la definitiva victoria de la Hélade sobre la amenaza persa, en un símbolo de la libertad griega y en el inicio del poderío de los griegos sobre el Egeo y Asia Menor.>>
PISA SÁNCHEZ, Jorge, Breve historia de los persas, Madrid, Nowtilus, 2011.
Tema 11(1º). Textos sobre la Primera Guerra Médica (490 a.C.)
Primera Guerra Médica: Batalla de Maratón (490 a.C.-siglo V a.C.)
Tras una rebelión contra los persas de la región de Jonia (498 a.C.) en la participaron las ciudades de Atenas y Eretria, ocho años después el rey persa Darío I decidió castigar a estas últimas por su intervención. Así tras destruir Eretria una flota persa (ver mapa de abajo, flecha marrón -Artafernes y Datis) llegó a la llanura de Maratón dispuesta a hacer lo mismo con Atenas. Allí el ejército persa (unos 25.000 hombres) se enfrentó a 11.000 atenienses y plateos dirigidos por Milcíades. La victoria ateniense salvó a Atenas pero dejó abierta la puerta a una revancha persa aun mayor que llegaría diez años más tarde.
Este texto muestra algunos aspectos de esa batalla.
<<Los atenienses atravesaron la llanura del Ática para enfrentarse a los invasores persas apostados en Maratón, y tras aguardar ambos ejércitos varios días uno al frente del otro, se inició, en agosto o septiembre del año 490 a. C., la batalla que acabó con la derrota persa, cuyas tropas acabaron huyendo y embarcándose de forma desordenada en sus naves amarradas en la orilla. Según Heródoto murieron 6.400 soldados persas, mientras que sólo cayeron 192 hoplitas griegos.>>
PISA SÁNCHEZ, Jorge, Breve historia de los persas, Madrid, Nowtilus, 2011.
<<Los dos bandos estaban situados a unos mil quinientos metros de distancia. Los griegos avanzaron hacia los persas y cuando se hallaban a unos doscientos metros del enemigo, “Milcíades ordenó a sus soldados acelerar la marcha y lanzarse a la carrera para recorrer los metros que les separaban de los persas lo más rápidamente posible. De ahí viene la expresión "paso ligero": los soldados avanzaron más rápido de lo normal para dar a los arqueros persas sólo la mitad de tiempo para dispararles”, precisa Ian Morris. El ejército griego avanzaba a la carrera evitando la mortífera eficacia de los arqueros persas, lanzando su grito de guerra, ¡eleleu!, sobrecogiendo a un enemigo que veía, atónito, cómo se le echaba encima una masa de casi once mil hombres capaces de correr al unísono sin desorganizarse.>>
>>Esta carga a la carrera constituyó una completa novedad en la táctica militar de la infantería, pues la eficacia de los hoplitas dependía de que la formación se mantuviera a toda costa.<<
>>Hacer algo así en esa época sólo estaba al alcance de los griegos. Hay que tener en cuenta que, como ya se ha dicho, los hoplitas eran ciudadanos de buena posición económica. Habían recibido por tanto una buena educación, que para los griegos incluía la práctica del deporte. Todos los atenienses de clase media, incluidos los intelectuales —en aquella masa iban individuos tan fundamentales en la cultura humana como Sócrates o Esquilo, que no quiso que figurase en su epitafio ningún mérito más que haber combatido en Maratón—, eran excelentes deportistas, y entre las disciplinas deportivas que practicaban estaba la «carrera de hoplitas», que consistía precisamente en correr con el equipo militar completo.>>
>>Ambos ejércitos chocaron en un violento cuerpo a cuerpo. «Con las espadas desenvainadas, golpeaban al enemigo con el escudo de metal, al mismo tiempo que esquivaban el escudo del contrario y le clavaban la espada y seguían adelante golpeando y clavando», explica Morris. El escudo formaba parte principal del arma de los hoplitas hasta el punto que perderlo en la batalla era considerado un delito, penado con la muerte. No tenía la misma gravedad perder la lanza o la espada.
Sin disponer de su caballería, los persas no pudieron hostigar los flancos del ejército griego. Además, a distancia corta, las cortas espadas y débiles armaduras de los persas no estuvieron a la altura de las fuertes armaduras y largas lanzas de los atenienses. El campo de batalla se llenó de cuerpos de soldados persas caídos.>>
CANAL HISTORIA, Grandes batallas de la Historia, Barcelona, De bolsillo, 2011
Tema 11(1º). Texto sobre las campañas de Alejandro Magno
<<Las victorias de Alejandro fueron fulgurantes y han suscitado la incondicional admiración de sus contemporáneos y de la posteridad. […].>>
>>Un primer contingente de aquéllos fue derrotado en el río Gránico, donde Alejandro fue salvado de la muerte por su lugarteniente Clito. Todas las ciudades de la Jonia fueron liberadas; Damasco y Sidón se rindieron; Tiro, que quiso resistir, fue literalmente destruida, y Jerusalén abrió sus puertas dócilmente.>>
>>A través del desierto de Sinaí, el conquistador penetró en Egipto, y lo primero que hizo fue un acto de homenaje en el oasis de Siwa al templo de Ammón que, según Olimpia, era su padre. Los sacerdotes le creyeron sin más y le coronaron faraón. Para compensarles de tanta complacencia, Alejandro ordenó la construcción en el delta de una nueva ciudad, Alejandría, de la que trazó él mismo un plano, dejando la ejecución a su arquitecto Dinócrates. Y reanudó su marcha hacia Asia.>>
>>El encuentro con el grueso del ejército de Darío tuvo lugar cerca de Arbelas. Al ver aquella multitud de seiscientos mil persas, Alejandro tuvo una vacilación. Y sus soldados gritaron: “¡Adelante, general! Ningún enemigo podrá resistir el hedor a carnero que traemos encima.” No sabemos si fue propiamente el hedor lo que derrotó aquel heterogéneo y políglota ejército. Sea como fuere, hubo derrota, caótica e irremediable. Darío fue muerto cobardemente por Sus generales, y su capital, Babilonia, se sometió sin resistencia a Alejandro, que encontró en ella un tesoro de cincuenta mil talentos, […], y anunció orgullosamente en una solemne proclama al pueblo griego su definitiva liberación del vasallaje persa.>>
>>Los objetivos de la guerra habían sido alcanzados, mas no los de Alejandro, que sabía concretamente cuáles eran. Reemprendió la marcha sobre Persépolis y, enfurecido por encontrar prisioneros griegos con miembros cortados, ordenó la destrucción de la estupenda ciudad. Y siguió adelante hacia Sogdiana, Ariana, Bactriana y Bujara, donde capturó al asesino de Darío. Le hizo atar a dos troncos de árbol acercados con cuerdas. De modo que, cuando las cuerdas fueron cortadas, al enderezarse los troncos, le despedazaron las carnes. Y adelante aún, a través del Himalaya, en ruta hacia la India, donde oyó hablar del Ganges y quiso verlo. El rey Poros, que trató de oponérsele, fue vencido.>>
MONTANELLI, Indro, Historia de los griegos, Barcelona, Planeta, 2009.
jueves, 17 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
Tema 11(1º). Texto sobre la democracia ateniense
<<La Atenas del siglo V ofrece así el primer ejemplo adecuadamente documentado de un cabal gobierno popular. Tal carácter, sin embargo, no debe ser exagerado. En primer lugar las mujeres no tenían sitio en la vida pública. Las esposas de los ciudadanos estaban casi tan completamente recluidas como las mujeres de los países musulmanes en la actualidad, y desde el punto de vista jurídico se hallaban en peor situación que sus hermanas asirias y babilonias. En segundo lugar, la ciudadanía era ahora un privilegio hereditario del cual estaban riguramente excluidos los extranjeros residentes [metecos]. [...] Finalmente la industria se basaba en la esclavitud; hasta el pequeño campesino poseía por lo general uno o dos esclavos, y la mayoría de los empleados de las minas y fábricas y aún los policías eran esclavos. Si bien los ciudadanos laboraban en sus granjas, practicaban oficios, tomaban pequeños contratos de obras públicas, trabajaban como asalariados de sus conciudadanos y también en las minas, se procuraban ratos de ocio destinados a la política y a la cultura, en gran parte a costa de sus esposas, de los extranjeros carentes de participación en el gobierno y de los esclavos faltos de todo derecho.>>
CHILDE, Vere Gordon, Qué sucedió en la historia, Barcelona, Crítica, 2002, pág. 220.
lunes, 14 de mayo de 2012
Tema 11(1º). Texto sobre los elementos de la identidad griega
<<El desarrollo de la polis y las constantes guerras que había entre las ciudades-Estado griegas no hicieron que los griegos olvidasen su origen común. Hubo siempre algunos factores que los mantuvo unidos aun en medio de las más enconadas guerras.>>
>>Por una parte, todos hablaban griego, de modo que siempre se sentían helenos, en contraposición con los bárbaros que no hablaban griego. Por otra, conservaron el recuerdo de la guerra de Troya, cuando los griegos formaron un solo ejército; y allí estaban los magníficos poemas de Homero para recordárselo.>>
>>Además, tenían un conjunto común de dioses. Los detalles de las festividades religiosas variaban de una polis a otra, pero todas reconocían a Zeus como dios principal, y también rendían homenaje a los otros dioses.>>
>>Había santuarios que eran considerados propiedad común de todo el mundo griego. El más importante de ellos estaba en la región llamada Fócida, que está al oeste de Beocia. [...]>>
>>A medida que transcurrieron los siglos, el oráculo de Delfos aumentó su reputación. Todas las ciudades-Estado griegas, y hasta algunos gobiernos no griegos, de tanto en tanto enviaban delegaciones para obtener el consejo de Apolo. Y como cada delegación llevaba donativos (pues Apolo no era inmune al soborno), el templo se enriqueció. Puesto que era territorio sagrado, que los hombres no osaban atacar o robar, las ciudades y los individuos depositaban allí tesoros para su custodia.>>
[...]
>>Otras actividades en las que intervenían todos los griegos eran las fiestas que acompañaban a ciertos ritos religiosos. A veces animaban estas fiestas carreras y otros sucesos atléticos. También se realizaban a veces torneos musicales y literarios, pues los griegos valoraban los productos del espíritu.>>
>>La principal de esas competiciones era los Juegos Olímpicos, que se realizaban cada cuatro años. La tradición hacía remontar los juegos a una carrera a pie en la que intervino Pélops (el abuelo de Agamenón) para conquistar la mano de una princesa. Según esto, habría sido originalmente una fiesta micénica, y tal vez lo fue. Sin embargo, la lista oficial de los ganadores de torneos comienza en el 776 a. C., y por lo común se considera ésta la fecha de iniciación de los juegos Olímpicos.>>
>>Tan importantes llegaron a ser estos juegos para los griegos que contaban el tiempo por intervalos de cuatro años llamados Olimpíadas. Según este sistema, el 465 a. C. sería el tercer año de la Olimpíada LXXVIII, por ejemplo.>>
[...]
>>Los juegos estaban abiertos a todos los griegos, y éstos acudían de todas partes para presenciarlos e intervenir en ellos. De hecho, dar permiso a una ciudad para tomar parte en los juegos equivalía a ser considerada oficialmente como griega.>>
[...]
>>Había también otros juegos importantes en los que participaban todos los griegos, pero todos fueron creados dos siglos después de la primera Olimpíada. Entre ellos estaban los juegos Píticos, que se realizaban en Delfos cada cuatro años, en medio de cada Olimpíada; los juegos Istmicos, que se efectuaban en el golfo de Corinto; y los Juegos Nemeos, que tenían lugar en Nemea, a 16 kilómetros al sudoeste del istmo. Tanto los juegos Istmicos como los Nemeos se realizaban con intervalos de dos años.
Los ganadores de esos juegos no recibían dinero ni ningún premio valioso en sí mismo, pero, por supuesto, obtenían mucho honor y fama. Símbolo de este honor era la guirnalda de hojas que se otorgaba al vencedor.>>
ASIMOV, Isaac, Los griegos, Madrid, Alianza Editorial,1981, págs. 31-34.
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Carrera a pie en un ánfora griega |
Tema 11(1º). Texto de Plutarco sobre Alejandro Magno
<<XIV.- [1] Congregados los Griegos en el Istmo [en Corinto], decretaron marchar con Alejandro a la guerra contra la Persia, nombrándole general; [2] y como fuesen muchos los hombres de Estado y los filósofos que le visitaban y le daban el parabién, esperaba que haría otro tanto Diógenes el de Sinope, que residía en Corinto. Mas éste ninguna cuenta hizo de Alejandro, sino que pasaba tranquilamente su vida en el barrio llamado Craneo, y así, hubo de pasar Alejandro a verle. Hallábase casualmente tendido al sol, y habiéndose incorporado un poco a la llegada de tantos personajes, fijó la vista en Alejandro. Saludóle éste, y preguntándole en seguida si se le ofrecía alguna cosa, “Muy poco- le respondió-; que te quites del sol”. Dícese que Alejandro, con aquella especie de menosprecio, quedó tan admirado de semejante elevación y grandeza de ánimo, que cuando retirados de allí empezaron los que le acompañaban a reírse y burlarse, él les dijo: “Pues yo, de no ser Alejandro, de buena gana fuera Diógenes”. [3] Quiso prepararse para la expedición con la aprobación de Apolo; y habiendo pasado a Delfos, casualmente los días en que llegó eran nefastos, en los que no es permitido dar respuestas; con todo, lo primero que hizo fue llamar a la sacerdotisa; pero negándose ésta, y objetando la disposición de la ley, subió donde se hallaba y por fuerza la trajo al templo. Ella, entonces, mirándose como vencida por aquella determinación, “Eres invencible ¡oh joven!”- expresó; lo que oído por Alejandro, dijo que ya no necesitaba otro vaticinio, pues había escuchado de su boca el oráculo que apetecía. Cuando ya estaba en marcha para la expedición aparecieron diferentes prodigios y señales, y entre ellos el de que la estatua de Orfeo en Libetra, que era de ciprés, despidió copioso sudor por aquellos días. A muchos les inspiraba miedo este portento; pero Aristandro los exhortó a la confianza “Pues significa dijo- que Alejandro ejecutará hazañas dignas de ser cantadas y aplaudidas; las que, por tanto, darán mucho que trabajar y que sudar a los poetas y músicos que hayan de celebrarlas”.>>
>>XV.- [4] Componíase su ejército, según los que dicen menos, de treinta mil hombres de infantería y cinco mil de caballería, y los que más le dan hasta treinta y cuatro mil infantes y cuatro mil caballos; y para todo esto dice Aristobulo que no tenía más fondos que setenta talentos, y Duris, que sólo contaba con víveres para treinta días; mas Onesícrito refiere que había tomado a crédito doscientos talentos. Pues con todo de haber empezado con tan pequeños y escasos medios, antes de embarcarse se informó del estado que tenían las cosas de sus amigos, distribuyendo entre ellos a uno un campo, a otro un terreno y a otro la renta de un caserío o de un puerto.>>
PLUTARCO, Vidas paralelas. Libro V. Alejandro Magno.
www.imperivm.org/cont/textos/txt/plutarco_vidas-paralelas-tv-alejandro.html
www.imperivm.org/cont/textos/txt/plutarco_vidas-paralelas-tv-alejandro.html
[1] Los griegos aprueban en el congreso de Corinto iniciar una guerra contra Persia dirigida por Alejandro.
[2] Alejandro y los filósofos griegos: su anécdota con el cínico Diógenes de Sinope (humildad y grandeza como persona)
[3] Alejandro y las predicciones de los oráculos y otros signos proféticos de su éxito (su éxito estaba predestinado)
[4] Pobreza y limitaciones de la expedición de conquista de Persia (estas limitaciones exaltan más todavía su éxito y grandeza).
Tema 11(1º). Textos sobre la polis griega
<<En la época de la guerra de Troya [Civilización Micénica, aqueos], Grecia estaba dividida en reinos, pero después del año 1000 a.C. sufrió una invasión de los dorios -también griegos, pero hasta aquel momento carentes de civilización (...). Después de un período muy sombrío, se encontró organizada en unas ciudades-Estados. Esto ocurría hacia el año 750 a.C. Dichas ciudades eran relativamente pequeñas, y estaban centradas en algún área de unidad agrícola, con suficientes reservas para autoabastecer a su población, todo ello basado en que Grecia es un país montañoso con valles muy estrechos, que separan unas zonas de otras. Esto llevó a que el pueblo desarrollara sus ciudades-Estado [polis] hasta un grado extremo. La ciudad se convirtió en el centro de cada aspecto virtual de la vida humana, y los ciudadanos eran poco más que sus extremidades.>>
>>Por todo ello, los griegos eran un pueblo incapaz de ver más allá de sus estrechas fronteras y de sus angostos valles, por lo que era imposible cualquier unión hacia un deseo común. Consiguieron una cultura extensísima, lo que les proporcionó también riqueza, y cada una de las ciudades aportó algo propio, pero también es cierto que tuvieron que doblegarse bajo estados más grandes y más brillantes -nos referimos a Roma.>>
ASIMOV, Isaac, Las palabras y la historia, Barcelona, Editorial Laia, 1981, págs 194 y 195.
<<¿Qué sucedió? Sucedió que en toda Grecia los campesinos, no pudiendo defenderse solos en sus aislados caseríos, los abandonaron y comenzaron a agruparse en las cimas de ciertas colinas, donde, juntos y con la ayuda de la naturaleza, podían resistir mejor. Estas cimas se llamaron acrópolis, que literalmente quiere decir «ciudad alta», Fortificadas, se convirtieron en el primer núcleo de la ciudad, que fue, como se ve, antes que nada un expediente estratégico.>>
>>[...] El espíritu de la polis, o sea aquella fuerza coagulante que hace de cada griego un ciudadano tan sensible a lo que sucede dentro y tan indiferente a todo aquello que sucede fuera de su ciudad, es en estos seiscientos años [1400-800 a.C] cuando se desarrolla hasta hacerse indestructible. Incluso los grandes filósofos del Siglo de Oro no lograron concebir algo que superase la ciudad con su inmediata campiña. Es más, esta ciudad no la querían sino de cierta medida. Platón decía que no debía rebasar los cinco mil habitantes; y Aristóteles sostenía que todos debían conocerse entre sí, al menos de vista. [...].>>
MONTANELLI, Indro, Historia de los griegos, Barcelona, Planeta, 2009, págs. 47 y 48.
<<Lentamente, los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis, una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Para nuestra mentalidad moderna, la polis no es nada más que una ciudad independiente, y no muy grande tampoco, de modo que la llamamos una «Ciudad-Estado». (La palabra «Estado» alude a toda región no sometida a dominio externo.)>>
ASIMOV, Isaac, Los griegos, Madrid, Alianza Editorial, 1981, págs. 25 y 26.
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