Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), Castilla bajo la dirección de su rey Fernando III se hace con el control de toda la Andalucía bética (la que se encuentra en la cuenca o depresión del Guadalquivir). El rey castellano y sus sucesores convirtieron los reinos musulmanes en los reinos cristianos de Sevilla (con variaciones más o menos las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz), Córdoba (más o menos la actual provincia de Córdoba) y el de Jaén (el Santo Reino que abarcaba más o menos la actual provincia de Jaén). En la entrada "El modelo territorial de la Corona de Castilla" se explica que significado administrativo tiene esta división.
Cuando, tras las conquista, en 1492 el Reino de Granada se incorporó a la Corona de Castilla, los tres reinos anteriormente señalados más Granada se convirtieron en el punto de partida de la actual comunidad autónoma. En el mapa anterior también se incluyen las nuevas poblaciones fundadas durante el siglo XVIII.