Primera Guerra Médica: Batalla de Maratón (490 a.C.-siglo V a.C.)
Tras una rebelión contra los persas de la región de Jonia (498 a.C.) en la participaron las ciudades de Atenas y Eretria, ocho años después el rey persa Darío I decidió castigar a estas últimas por su intervención. Así tras destruir Eretria una flota persa (ver mapa de abajo, flecha marrón -Artafernes y Datis) llegó a la llanura de Maratón dispuesta a hacer lo mismo con Atenas. Allí el ejército persa (unos 25.000 hombres) se enfrentó a 11.000 atenienses y plateos dirigidos por Milcíades. La victoria ateniense salvó a Atenas pero dejó abierta la puerta a una revancha persa aun mayor que llegaría diez años más tarde.
Este texto muestra algunos aspectos de esa batalla.
<<Los atenienses atravesaron la llanura del Ática para enfrentarse a los invasores persas apostados en Maratón, y tras aguardar ambos ejércitos varios días uno al frente del otro, se inició, en agosto o septiembre del año 490 a. C., la batalla que acabó con la derrota persa, cuyas tropas acabaron huyendo y embarcándose de forma desordenada en sus naves amarradas en la orilla. Según Heródoto murieron 6.400 soldados persas, mientras que sólo cayeron 192 hoplitas griegos.>>
PISA SÁNCHEZ, Jorge, Breve historia de los persas, Madrid, Nowtilus, 2011.
<<Los dos bandos estaban situados a unos mil quinientos metros de distancia. Los griegos avanzaron hacia los persas y cuando se hallaban a unos doscientos metros del enemigo, “Milcíades ordenó a sus soldados acelerar la marcha y lanzarse a la carrera para recorrer los metros que les separaban de los persas lo más rápidamente posible. De ahí viene la expresión "paso ligero": los soldados avanzaron más rápido de lo normal para dar a los arqueros persas sólo la mitad de tiempo para dispararles”, precisa Ian Morris. El ejército griego avanzaba a la carrera evitando la mortífera eficacia de los arqueros persas, lanzando su grito de guerra, ¡eleleu!, sobrecogiendo a un enemigo que veía, atónito, cómo se le echaba encima una masa de casi once mil hombres capaces de correr al unísono sin desorganizarse.>>
>>Esta carga a la carrera constituyó una completa novedad en la táctica militar de la infantería, pues la eficacia de los hoplitas dependía de que la formación se mantuviera a toda costa.<<
>>Hacer algo así en esa época sólo estaba al alcance de los griegos. Hay que tener en cuenta que, como ya se ha dicho, los hoplitas eran ciudadanos de buena posición económica. Habían recibido por tanto una buena educación, que para los griegos incluía la práctica del deporte. Todos los atenienses de clase media, incluidos los intelectuales —en aquella masa iban individuos tan fundamentales en la cultura humana como Sócrates o Esquilo, que no quiso que figurase en su epitafio ningún mérito más que haber combatido en Maratón—, eran excelentes deportistas, y entre las disciplinas deportivas que practicaban estaba la «carrera de hoplitas», que consistía precisamente en correr con el equipo militar completo.>>
>>Ambos ejércitos chocaron en un violento cuerpo a cuerpo. «Con las espadas desenvainadas, golpeaban al enemigo con el escudo de metal, al mismo tiempo que esquivaban el escudo del contrario y le clavaban la espada y seguían adelante golpeando y clavando», explica Morris. El escudo formaba parte principal del arma de los hoplitas hasta el punto que perderlo en la batalla era considerado un delito, penado con la muerte. No tenía la misma gravedad perder la lanza o la espada.
Sin disponer de su caballería, los persas no pudieron hostigar los flancos del ejército griego. Además, a distancia corta, las cortas espadas y débiles armaduras de los persas no estuvieron a la altura de las fuertes armaduras y largas lanzas de los atenienses. El campo de batalla se llenó de cuerpos de soldados persas caídos.>>
CANAL HISTORIA, Grandes batallas de la Historia, Barcelona, De bolsillo, 2011