<<La misma noche del 1 de enero de 1492, el visir, que había permanecido junto a los rehenes, emprendió el regreso a Granada, acompañado en esta ocasión por varios oficiales cristianos a los que debía introducir en la ciudad conforme a los acuerdos. Penetraron en ella de noche, por el camino que habían tomado mi padre y sus compañeros de cautiverio, lo que tenía la ventaja de no despertar demasiado pronto las sospechas de la gente de la ciudad. Al día siguiente por la mañana, se presentaron en la torre de Comares donde Boabdil les entregó las llaves de la fortaleza. Pronto llegaron, siempre por el mismo camino apartado, unos cuantos centenares de soldados castellanos que se apoderaron de las murallas. Un obispo izó una cruz encima de la atalaya y los soldados aclamaron gritando tres veces «Castilla», «Castilla», «Castilla», lo que era costumbre entre ellos cuando tomaban una plaza. Al oír aquellos gritos, los granadinos comprendieron que ya había ocurrido lo irreparable y, estupefactos de que un acontecimiento tan considerable se hubiera producido con tan poco estrépito, se pusieron a orar y a salmodiar con los ojos empañados y las rodillas flojas.>>
MAALOUF, Amin, León el Africano, Madrid, Alianza Editorial, 1994.
<<[...] El rey Fernando y la reina Isabel, vista la carta y la embajada del rey Boabdil, decidieron ir a tomar la Alhambra; y partieron del campamento real de Santa Fe el lunes, 2 de enero, con un gran ejército, organizado para la batalla. Y llegando cerca de la Alhambra, salió el rey Boabdil, acompañado de muchos caballeros moros, con las llaves en las manos, montado a caballo. Y quiso Boabdil apearse del caballo para besar la mano del rey, pero el rey no le consintió descabalgar del caballo ni quiso darle la mano para ese fin. En su lugar el rey moro le besó en el brazo y dándole las llaves dijo:
- Toma, señor, las llaves de tu ciudad; que yo y los que estamos dentro somos tuyos.>>
>>Y el rey don Fernando recibió las llaves y dioselas a la reina, y la reina se las dió al príncipe, y el príncipe se las dió al conde de Tendilla; el cual con el duque de Escalona y marqués de Villena y con otros muchos caballeros, tres mil a caballo y dos mil espingarderos, fueron enviados para entrar en la Alhambra y apoderarse de ella. [...]>>
>>Y el rey Boabdil con los caballeros mayores de Granada y con otros muchos moros salieron de la ciudad y se fueron según las condiciones de la capitulación. Muchos se fueron al otro lado del mar. El rey Boabdil se fue a vivir y reinar al valle de Purchena, [...], que estaba enteramente poblado por mudéjares, donde el rey le dió señorío, renta y muchos vasallos, perdonándole la prisión que de antes le debía y devolviéndole los rehenes que tenía en su poder desde cuando lo tuvo preso en Lucena.>>
Andrés Bernáldez, Crónica de los Reyes Católicos, finales del siglo XV y principios del XVI (adaptado).