<<[...] Salomón y Eliadar formaban una pareja formidable que tenía los ojos puestos en todo el Mediterráneo. Igual que Romano Mairano, Salomón estaba dispuesto a viajar hasta los rincones más remotos en busca de riqueza, y en 1156, la pareja se sintió atraída por la llamada de las oportunidades de oro que vieron en Egipto, Sicilia y Occidente. En el verano de aquel año, Salomón decidió aprovechar que los fatimíes parecían estar de un humor más receptivo y aceptó viajar a Alejandría en representación de un grupo de inversores, un viaje que proseguiría después por el Nilo hasta El Cairo, donde compraría especias orientales, incluidas laca, una resina que se podía utilizar como barniz o tinte, y leño brasil, del que se obtenía un tinte rojo. Salomón también tenía otros muchos intereses que le empujaban en otras direcciones. Aquel mismo año intentaba recuperar 2 2/3 libras de monedas de oro sicilianas, una suma colosal en aquel tiempo, que se había llevado un genovés que se había fugado con el dinero en Sicilia mientras los embajadores genoveses negociaban un tratado con el rey. Salomón estuvo ausente en Oriente casi dos años, y Eliadar se quedó en casa a cargo de la administración de una red comercial triangular que unía Génova, Fréjus y Palermo.
A su regreso de Oriente, Salomón puso su mirada en Occidente, y comerció con Mallorca y España, con Sicilia y con su antiguo favorito, Egipto, donde invirtió unas sumas muy considerables de dinero. Un documento describe el recorrido circular de uno de los viajes que financió, un viaje característico de las empresas más ambiciosas de la época: «a España, después a Sicilia, o Provenza o Génova, desde Provenza a Génova o Sicilia, o, si lo desea, de Sicilia a Rumania [el imperio bizantino] y después a Génova, o de Sicilia a Génova». Los grandes patricios genoveses invirtieron con entusiasmo en la expedición a Egipto de Salomón, haciendo caso omiso de una cláusula en los documentos que daba a entender que el barco podría venderse en Egipto. Porque los italianos no solo enviaban madera a los astilleros de Alejandría, sino que les enviaban a los egipcios barcos enteros, listos para que la flota fatimí pudiera utilizarlos. [...]>>
ABULAFIA, David, El Gran Mar. Una historia humana del Mediterráneo, Barcelona, Crítica, 2013, pp. 415-416
«Repubblica di Genova» por Kayac1971 - Codex Parisinus latinus (1395) in Ph. Lauer, Catalogue des manuscrits latins, pp.95-6. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons. |