Texto adaptado: El movimiento de placas tectónicas y el Estrecho de Gibraltar
Entre las placas de África y Eurasia, que siguen estando en constante acercamiento, se encuentran los Sistemas Béticos y la Cordillera del Atlas. Mediante la colisión de ambos continentes se habían creado mucho tiempo antes varias cadenas de montañas que forman lo que los geólogos llaman el sistema del arco de Gibraltar. Fue precisamente este acercamiento de las placas lo que provocó hace seis millones de años el cierre de la conexión Atlántico-Mediterráneo, así como la posterior apertura del Estrecho de Gibraltar.
Entre las placas de África y Eurasia, que siguen estando en constante acercamiento, se encuentran los Sistemas Béticos y la Cordillera del Atlas. Mediante la colisión de ambos continentes se habían creado mucho tiempo antes varias cadenas de montañas que forman lo que los geólogos llaman el sistema del arco de Gibraltar. Fue precisamente este acercamiento de las placas lo que provocó hace seis millones de años el cierre de la conexión Atlántico-Mediterráneo, así como la posterior apertura del Estrecho de Gibraltar.
“Hace seis millones de años, llegó un momento en que África siguió este movimiento hacia el noroeste, de forma que fue surgiendo un relieve lo suficientemente grande como para impedir la conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo y por eso se cerraron los dos corredores que conectaban ambos mares”, explica Crespo-Blanc. En esa época, el agua que llegaba al mar de los grandes ríos que desembocan en el Mediterráneo -como el Ródano, el Ebro, el Nilo o el Danubio- no era suficiente para compensar la evaporación, por lo que el nivel del mar bajó a entre 1.500 y 1.700 metros por debajo del Atlántico. La gran concentración de sal que se dio en el agua provocó el depósito de grandes cantidades de sales en el fondo marino alrededor de los límites del Mediterráneo. Algunos de ellos son asociados a las minas de estroncio, como las de Montevives, en Granada.