miércoles, 15 de agosto de 2012

Tema 2(2º). Textos sobre las invasiones de musulmanes, húngaros y vikingos

Musulmanes (sarracenos)
<<En una fecha difícil de precisar, quizás hacia el año 890, una pequeña nave sarracena procedente de España fue arrojada por el viento a la costa provenzal, en los alrededores de la actual población de Saint-Tropez. Sus ocupantes se ocultaron durante el día, y llegada la noche pasaron a cuchillo a los habitantes de un pueblo vecino. Montañoso y selvático -se le llamaba entonces el país de los fresnos o “Freinet”-, este rincón era favorable para la defensa. Hacia el mismo tiempo que sus compatriotas del Monte Argento en la Campania, estas gentes se fortificaron sobre una altura, en medio de malezas de espinos, y llamaron en su auxilio a sus camaradas. Así, se creó el más peligroso de los nidos piratas. A excepción de Frejus, que fue saqueada, no parece que las ciudades, al abrigo dentro de sus murallas, tuvieran que sufrir de manera directa sus ataques. Pero en toda la vecindad del litoral, los campos fueron abominablemente devastados. Los saqueadores de Freinet hicieron además muchos cautivos, que vendían en los mercados españoles.>>
BLOCH, Marc, La sociedad feudal, Madrid, Akal, 1986, págs. 29 y 30.
Aghlabids Dynasty 800 - 909 (AD)

Húngaros (pueblos de Europa Oriental)
<<[…] La única ciudad importante que tomaron fue Pavía. Eran sobre todo temibles para pueblos y monasterios, con frecuencia aislados en los campos o situados en los arrabales de las ciudades, fuera del recinto amurallado. Por encima de todo, parece que buscaban hacer cautivos, escogiendo con cuidado los mejores, reservándose a veces, de un pueblo pasado a cuchillo, las mujeres jóvenes y los muchachos: sin duda para sus necesidades y placeres y, en especial, para venderlos. Si se presentaba la ocasión no desdeñaban lanzar este ganado humano a los mercados del mismo Occidente, donde no todos los compradores eran gente exigente; en el 954, una muchacha noble, capturada en los alrededores de Worms, fue puesta en venta en la misma ciudad. Con frecuencia, llevaban a los desgraciados cautivos hasta los países danubianos, para ofrecerlos a los traficantes griegos [bizantinos].>>
BLOCH, Marc, La sociedad feudal, Madrid, Akal, 1986, pág. 34.
C0182kir008a

Normandos (vikingos o escandinavos)
<<Estas expediciones a larga distancia exigían, naturalmente, una organización muy diferente de la que correspondía a las bruscas correrías de antes. En primer lugar, fuerzas más numerosas. Los pequeños grupos que se reunían alrededor de un “rey del mar”, se unificaron poco a poco y se vieron surgir verdaderos ejércitos; […] Sobre todo, se hizo imposible el regresar cada año al Norte. Los vikingos tomaron la costumbre de invernar, entre dos campañas, en la región misma que habían elegido como terreno de caza. Así lo hicieron a partir de 835 aproximadamente, en Irlanda; en la Galia, por primera vez en el 843, Noirmoutier; en 851, en las bocas del Támesis, en la isla de Thanet. Primero, estos refugios se encontraban en la costa, pero pronto no temieron internarse en el país. Con frecuencia, se atrincheraban en una isla de un río, o bien se conformaban con instalarse al alcance de un curso de agua. Para estas estancias prolongadas, algunos llevaban consigo mujeres y niños; los parisienses, en el 888, pudieron oír, desde sus murallas, voces femeninas entonando en el campo adverso cánticos en honor de los guerreros muertos. A pesar del terror que rodeaba a estos nidos de piratas, de donde partían constantemente nuevas expediciones, algunos habitantes de las cercanías se aventuraban a llegar hasta los campamentos de los invernantes para vender en ellos sus mercancías. La guarida, por un momento, se convertía en marcado. De esta forma, siempre filibusteros, pero, en adelante, filibusteros semisedentarios, los normandos se preparaban para convertirse en conquistadores del suelo.>>
BLOCH, Marc, La sociedad feudal, Madrid, Akal, 1986, págs. 44 y 45.
WikingerKarte
Viking Expansion
<<[…] Añadamos, por último, a estos guerreros del Norte, de apetitos sensuales muy fuertes y brutales, el gusto de la sangre y la destrucción, manifestándose casi siempre por una violencia sin freno: así, la famosa orgía durante la que, en 1012, el arzobispo de Canterbury, que sus raptores habían hasta entonces guardado con cuidado para obtener rescate, fue lapidado con los huesos de los animales devorados en el festín. De un islandés, que hizo su campaña en Occidente, una saga nos dice que se le llamaba el “hombre de los niños”, porque se negaba a ensartarlos en las puntas de sus lanzas “como era la costumbre entre sus compañeros”. Creemos que lo dicho es suficiente para hacer comprender el terror que en todas partes esparcían ante sí estos invasores.>>
BLOCH, Marc, La sociedad feudal, Madrid, Akal, 1986, pág. 43.
Viking boat

Consecuencias para Europa Occidental
<<De la tormenta de las últimas invasiones, el Occidente salió cubierto de ruinas. Las mismas ciudades no se salvaron, a lo menos de los escandinavos, y si muchas de ellas, después del pillaje o el abandono, se rehicieron, bien o mal, de entre sus ruinas, ésta brecha ene l curso regular de su vida la dejó debilitadas para mucho tiempo. […] A lo largo de las vías fluviales, los intercambios perdieron su seguridad: en el 861, los mercaderes parisienses, huyendo con su flotilla, fueron alcanzados por las barcas normandas y conducidos a la cautividad. El campo, sobre todo, sufrió atrozmente y algunas comarcas se convirtieron en verdaderos desiertos. […]>>
BLOCH, Marc, La sociedad feudal, Madrid, Akal, 1986, pág. 63.