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viernes, 29 de enero de 2016

Tema 1(1º). Texto sobre los calendarios juliano y gregoriano: años bisiestos

Para que las cosas funcionen bien tenemos que encajar el calendario astronómico -el que marca la posición de equinoccios y solsticios- con el calendario civil y religioso, basado en días completos. Y es que el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol -un año- no es un múltiplo exacto de rotaciones sobre sí misma -un día-. En concreto, un año astronómico (año ‘trópico’) dura 365 días, 5 horas y casi 49 minutos. El problema de relacionar años con días completos fue bastante bien resuelto por el romano Julio César y sus sabios egipcios allá por el año 50 antes del propio Cristo. Como en números redondos un año son 365 días y un cuarto, cada cuatro años de 365 días habría de añadirse un día adicional (el famoso bisiesto, como es este de 2016). Y así hemos funcionado bastante bien durante muchos siglos, con el propiamente llamado calendario ‘juliano’, hasta que los hechos toparon con la realidad.
La corrección romana contenía un pequeño error intrínseco, puesto que redondeaban las 5 horas y 49 minutos a las 6 horas. Esto significaba que cada año se introducían en el calendario unos 11 minutos de más, por lo que poco a poco se iba alejando del astronómico. En el siglo XVI, el error acumulado era tal que el equinoccio primaveral -supuestamente, el 21 de marzo- había ocurrido el 11 de marzo, diez días antes. Y continuaba subiendo. Para resolver este desaguisado, el papa de turno, Gregorio XIII, recurrió de forma conjunta a Dios y a las matemáticas, confluyendo por fortuna estos factores en el enorme astrónomo -tanto por su tamaño físico como por su sabiduría-, Christopher Clavius. Clavius, alemán y jesuita, fue coetáneo y amigo de Galileo, con quien tuvo sus más y sus menos al respecto de sus muy distintas concepciones del Universo, puesto que se mantuvo siempre fiel al geocentrismo.
Corrigió de forma ingeniosa el calendario juliano, y lo hizo añadiendo una cláusula adicional: “Un año será bisiesto si es divisible por 4, pero no lo será si además es divisible por 100. Con la excepción de los divisibles por 100 y 400 a la vez, que sí lo serán”. Pongamos un ejemplo sencillo: el año 1900 no fue bisiesto, como no lo será el 2100, pero sí lo fue el más reciente año 2000. Para rematar su trabajo, el papa Gregorio -por indicación del gran Clavius- tuvo que resetear el calendario mediante la pertinente bula, eliminando de golpe los diez días de más acumulados hasta esa fecha, y así al jueves 4 de octubre de 1582 (del calendario juliano) le siguió el viernes 15 de octubre de 1582 (del calendario ya conocido como ‘gregoriano’). El trabajo de Clavius fue tan bueno que perdura hoy en día y solo tiene un error estimado de un día cada 3.300 años.
http://elpais.com/elpais/2016/01/25/ciencia/1453735339_015453.html
Christopher Clavius.jpg
«Christopher Clavius» por Francesco Villamena - Immediate source: http://www.sil.si.edu/digitalcollections/hst/scientific-identity/fullsize/SIL14-C4-02a.jpg (note engraving has "CHRISTOPHORVS CLAVIVS BAMBERGENSIS" and "Franciscus Villamoena Fe. Rome Anno 1606")
Ultimate source: A 16th century engraving after a painting by Francisco Villamena. (source for artist: [1]). Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons.