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jueves, 13 de febrero de 2014

Tema 10(1º). Texto: las etapas de la historia de Egipto en las "Crónicas de Kane"


Os presento un texto de Rick Riordan, ya conocido por su serie "Percy Jackson y los dioses del Olimpo".  En este libro La pirámide Roja, que forma parte de otra serie ("Las crónicas de Kane"), los protagonistas Carter y Sadie Kane intentan evitar que el dios egipcio Set destruya el mundo tal como lo conocemos. Para ello cuentan con la ayuda de otros dioses, Horus e Isis, y con la tradición mágica de los herederos de los antiguos sacerdotes egipcios agrupados en la "Casa de la Vida". Durante una visita a la sede central de dicho organismo los protagonistas ven un tapiz donde se resume la historia de Egipto. Sadie no puede evitar echar un vistazo y esto es lo que ve.

<<[Unificación de Egipto: el Imperio Antiguo (3100-2150 a.C.)] Continuamos andando. Las imágenes pasaron a ser plateadas. Pude ver a ejércitos enfrentados en batalla, hordas de egipcios vestidos con faldita, sandalias y loriga de cuero que entrechocaban sus lanzas. Un hombre alto y de tez oscura, con armadura roja y blanca, se investía a sí mismo con una corona doble. Era Narmer, el rey que unificó el Alto y el Bajo Egipto. Sadie tenía razón: el tipo se daba un aire a papá.
—Esto es el Imperio Antiguo —supuse—. La primera edad dorada de Egipto.
Zia asintió. Avanzando por el salón, vimos a trabajadores que construían la primera pirámide escalonada hecha de piedra. Unos pasos más y la mayor pirámide de todas se alzó en el desierto de Guiza. Su revestimiento de piedra blanca y suave relucía bajo el sol. Había diez millares de trabajadores reunidos en su base, arrodillados ante un faraón que elevaba sus manos hacia el astro rey y consagraba así su propia tumba.
—Keops —dije yo.
—¿El babuino? —preguntó Sadie, interesada de repente.
—No, el faraón que construyó la Gran Pirámide —dije yo—. La pirámide fue la estructura más alta de todo el mundo durante casi cuatro mil años.
[El Imperio Medio (2050-1650 a.C.)]A los pocos pasos, las imágenes pasaron de la plata a un tono cobrizo.
—El Imperio Medio —anunció Zia—. Una época sangrienta y caótica. Sin embargo, es la época en que alcanzó su madurez la Casa de la Vida.
Las escenas empezaron a cambiar con más rapidez. Vimos ejércitos que combatían, templos construyéndose, barcos que navegaban el Nilo y magos lanzando llamaradas. Cada paso que dábamos abarcaba siglos, y aun así el salón no terminaba nunca. Por primera vez, comprendí lo antiguo que era Egipto en realidad.
[El Imperio Nuevo (1550-1069 a.C.) y Época Tardía (684-332 a.C.)]Traspasamos un nuevo umbral y la luz se volvió de bronce.
—El Imperio Nuevo —deduje—. Fue la última vez que Egipto estuvo gobernado por egipcios.
Zia no respondió, pero vi pasar a los lados algunas escenas que me había descrito mi padre: Hatshepsut, la más imponente reina-faraón, con una barba postiza para dirigir Egipto como un hombre; Ramsés el Grande encabezaba sus carros de guerra hacia la batalla.
Vi a magos entablando combate en un palacio. Un hombre con una túnica hecha harapos, barba enmarañada y ojos desorbitados lanzó al suelo su báculo, que se transformó en serpiente y devoró a otra docena de serpientes.
Se me hizo un nudo en la garganta.
—Ese no será…
—Musa —dijo Zia—. O Moshé, como lo conocía su propia gente. Vosotros lo llamáis Moisés. El único extranjero que ha derrotado jamás a la Casa en un duelo mágico.
Me la quedé mirando.
—Estás de broma, ¿no?
—Con cosas como esta, aquí no se bromea.
La escena cambió de nuevo. Vi a un hombre de pie junto a un tablero lleno de figuritas militares: barcos de juguete hechos de madera, soldados y carros de guerra. El hombre iba vestido como un faraón, pero extrañamente su cara me sonaba de algo. Con un escalofrío, comprendí que tenía la misma cara que el ba, el espíritu con cara de pájaro que me había desafiado en el puente.
—¿Ese quién es? —pregunté.
—Nectanebo II —dijo Zia—. El último rey egipcio nativo, y también el último faraón hechicero. Podía desplazar ejércitos enteros, o crear y destruir armadas, con solo mover las piezas de su tablero. Pero, al final, no fue suficiente.
[Período ptolemaico (332-30 a.C.), hasta la conquista romana]Cruzamos una nueva línea y las imágenes resplandecieron azuladas.
—Esto son los tiempos de la dinastía ptolemaica —dijo Zia—. Alejandro Magno conquistó todo el mundo conocido, Egipto incluido. Coronó como faraón a su general Ptolomeo, y así fundó una línea de reyes griegos para que gobernasen Egipto.
La sección ptolemaica del salón era más corta, y parecía desangelada en comparación con las otras. Los templos eran más pequeños. Los reyes y reinas tenían un aspecto desesperado, o perezoso, o apático sin más.
No había grandes batallas… excepto hacia el final. Contemplé cómo las tropas romanas entraban con paso firme en la ciudad de Alejandría. Vi a una mujer de cabello negro y vestido blanco que soltaba una serpiente dentro de su blusa.
—Cleopatra —dijo Zia—. La séptima reina de su nombre. Intentó resistir contra el poderío romano y fracasó. Cuando ella se quitó la vida, murió la última dinastía de faraones. Egipto, la gran nación, decayó. Nuestro idioma se sumió en el olvido. Se reprimieron los antiguos ritos. La Casa de la Vida sobrevivió, pero nos vimos forzados a ocultarnos.>>
RIORDAN, Rick, La pirámide roja, Barcelona, Montena, 2011, 460 páginas.