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martes, 14 de mayo de 2013

Tema 11(1º). Texto sobre las campañas de Alejandro Magno

<<Las victorias de Alejandro fueron fulgurantes y han suscitado la incondicional admiración de sus contemporáneos y de la posteridad. […].>>
>>Un primer contingente de aquéllos fue derrotado en el río Gránico, donde Alejandro fue salvado de la muerte por su lugarteniente Clito. Todas las ciudades de la Jonia fueron liberadas; Damasco y Sidón se rindieron; Tiro, que quiso resistir, fue literalmente destruida, y Jerusalén abrió sus puertas dócilmente.>>
>>A través del desierto de Sinaí, el conquistador penetró en Egipto, y lo primero que hizo fue un acto de homenaje en el oasis de Siwa al templo de Ammón que, según Olimpia, era su padre. Los sacerdotes le creyeron sin más y le coronaron faraón. Para compensarles de tanta complacencia, Alejandro ordenó la construcción en el delta de una nueva ciudad, Alejandría, de la que trazó él mismo un plano, dejando la ejecución a su arquitecto Dinócrates. Y reanudó su marcha hacia Asia.>>
>>El encuentro con el grueso del ejército de Darío tuvo lugar cerca de Arbelas. Al ver aquella multitud de seiscientos mil persas, Alejandro tuvo una vacilación. Y sus soldados gritaron: “¡Adelante, general! Ningún enemigo podrá resistir el hedor a carnero que traemos encima.” No sabemos si fue propiamente el hedor lo que derrotó aquel heterogéneo y políglota ejército. Sea como fuere, hubo derrota, caótica e irremediable. Darío fue muerto cobardemente por Sus generales, y su capital, Babilonia, se sometió sin resistencia a Alejandro, que encontró en ella un tesoro de cincuenta mil talentos, […], y anunció orgullosamente en una solemne proclama al pueblo griego su definitiva liberación del vasallaje persa.>>
>>Los objetivos de la guerra habían sido alcanzados, mas no los de Alejandro, que sabía concretamente cuáles eran. Reemprendió la marcha sobre Persépolis y, enfurecido por encontrar prisioneros griegos con miembros cortados, ordenó la destrucción de la estupenda ciudad. Y siguió adelante hacia Sogdiana, Ariana, Bactriana y Bujara, donde capturó al asesino de Darío. Le hizo atar a dos troncos de árbol acercados con cuerdas. De modo que, cuando las cuerdas fueron cortadas, al enderezarse los troncos, le despedazaron las carnes. Y adelante aún, a través del Himalaya, en ruta hacia la India, donde oyó hablar del Ganges y quiso verlo. El rey Poros, que trató de oponérsele, fue vencido.>>
MONTANELLI, Indro, Historia de los griegos, Barcelona, Planeta, 2009.
Imperio de Alejandro Magno con ruta