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domingo, 16 de septiembre de 2012

Tema 2(2º). Primera Cruzada: los cruzados conquistan Jerusalén en 1099

Texto de un testigo cristiano presencial

<<Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies. Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias>>
Raimundo de Aguilers, Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem (sacado de es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Jerusal%C3%A9n_%281099%29#cite_note-1)
Oriente Proximo 1135
Versión musulmana de la conquista de Jerusalén
<<En efecto, el viernes 22 de shabán del año 492 de la hégira, el 15 de julio de 1099, los frany [cruzados, francos] se han apoderado de la ciudad santa tras un asedio de cuarenta días. Los exiliados aún tiemblan cada vez que lo refieren, y la mirada se les queda fija, como si todavía tuvieran ante la vista a esos guerreros rubios cubiertos de armaduras que se dispersan por las calles, con las espadas desenvainadas, degollando a hombres, mujeres y niños, pillando las casas y saqueando las mezquitas.>>
>>Cuando, dos días después, cesó la matanza, ya no quedaba ni un solo musulmán dentro de las murallas. Algunos aprovecharon la confusión para escabullirse a través de las puertas, que los asaltantes habían echado abajo. Los demás yacían a miles en medio de charcos de sangre en el umbral de sus casas o en las proximidades de las mezquitas. Había entre ellos gran número de imanes, de ulemas y de ascetas sufíes que habían abandonado sus países para ir a vivir un piadoso retiro en esos lugares santos. A los últimos supervivientes los obligaron a llevar a cabo la peor de las tareas: llevar a cuestas los cadáveres de los suyos, amontonarlos sin sepultar en terrenos baldíos y quemarlos a continuación antes de que los mataran a ellos también o los vendieran como esclavos.>>
>>La suerte que corrieron los judíos de Jerusalén fue igualmente atroz. En las primeras horas de la batalla, muchos de ellos participaron en la defensa de su barrio, la judería, situado al norte de la ciudad. Pero cuando se desplomó el lienzo de muralla que dominaba sus casas y los caballeros rubios empezaron a invadir las calles, los judíos enloquecieron. La comunidad entera, repitiendo un gesto ancestral, se reunió en la principal sinagoga para orar. Los frany [cruzados, francos] bloquearon las salidas y, a continuación, apilando haces de leña todo alrededor, le prendieron fuego. A los que intentaban salir los mataban en las callejas próximas. Los demás se quemaban vivos.>>
MAALOUF, Amin, Las cruzadas vistas por los árabes, Madrid, Alianza Editorial, 2003.